Pinturas con listón

Las primeras pinturas con listón están compuestas por dos piezas, es decir, por un cuadrado que se apoya en uno de sus ángulos y un listón de madera que coincide con las líneas verticales del espacio y con algunas de las líneas rojas o negras pintadas en la superficie sin imprimación del cuadrado.

Las dos partes de la obra dialogan a la vez que quedan vinculadas al marco arquitectónico que las contiene. Si se observa aislado, la posición inclinada del cuadrado rompe el consenso habitual entre muro y cuadro. El listón vertical monocromo de madera parece un listón formado solamente por color debido a la acumulación de capas de pintura.

Las pinturas con listón posteriores evolucionan al convertir el cuadrado en un trapecio cuya superficie recibe un tratamiento pictórico. La superficie pictórica y el listón vertical configuran, gracias a las fácilmente discernibles líneas que relacionan los extremos del listón con los lados de la superficie pictórica, la forma de un gran triángulo. La pieza trapezoidal se ha pintado con pinceladas horizontales monocromas. La rápida aplicación del medio ha creado una textura netamente pictórica.